En Colombia ser una persona trans significa enfrentarse a situaciones de discriminación, exclusión e indiferencia. Los escenarios como el acceso a la educación, a la salud, al trabajo o incluso a espacios públicos como la calle, se convierten en una problemática con la que hay que luchar cada día. Hoy, Día Internacional de la Visibilidad Trans se conmemoran tanto sus memorias como sus luchas por la igualdad.
“Visibilidad” es un concepto que aunque es necesario, debe ir más allá. Por ejemplo uno de estos sería el “reconocimiento”, que juega un rol importante para la búsqueda de los derechos y la dignidad humana. Para las personas trans, conseguirlo ha sido una labor que ha costado años y vidas. Al día de hoy, la constitución colombiana incluye en varios de sus artículos la garantía y protección para las diversidades sexuales en los diferentes escenarios de la sociedad, sin embargo, la mayoría de veces sólo se queda en papel. La vulneración de sus derechos son una constate, sobre todo en un país donde las cifras de la violencia contra la población LGBT son una de las más altas en América Latina: según el informe “El prejuicio no conoce fronteras” dado a conocer en el 2019 por 10 organizaciones defensoras de derechos humanos de lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexuales de la región, entre 2014 y 2019 cerca de 1300 personas LGBT fueron asesinadas en Latinoamérica. Colombia ocupó el segundo lugar con 549 asesinatos, de los cuales 195 sería un crimen de odio en razón de su orientación sexual. El crimen de odio es una de las violencias que más ha sido visibilizada por su gravedad e importancia de generar mecanismos inmediatos de protección ante un desolado panorama, pero la insistencia por parte de organizaciones LGBT, especialmente las conformadas por personas trans quienes son muchas veces las más afectadas. Estos crímenes obedecen a un asunto más estructural y es el arraigo cultural de estereotipos estigmatizadores hacia la población trans que promueven el odio y la exclusión. Un ejemplo de ello, y uno de los más comunes es en el proceso de transición de sexo. Cuando una mujer u hombre trans inicia su tránsito hacia el cambio de sexo y las entidades de salud encargadas de garantizar y cumplir con el proceso sin inconvenientes, especialmente de forma diferencial, genera una serie de obstáculos que van desde la consulta con un médico que no entiende esta perspectiva de género y revictimiza , hasta el de las Entidades Promotoras de Salud (EPS) que generan una serie impedimentos en la aprobación de procedimientos quirúrgicos que consideran muy costosos para invertirlos en una persona transgénero.Masculino o femenino: la exclusión en las instituciones
Paula Álvarez es una mujer transgénero, quien actualmente reside en Bogotá, pero ha pasado la mayor parte de su vida en Bucaramanga. Hace cerca de siete meses tomó la decisión de realizar su Tratamiento de Remplazo Hormonal –TRH-, que en pocas palabras significa transformar los caracteres sexuales del cuerpo, caso de la hormonización. Paula, como a miles de mujeres trans, el enfrentamiento contra las instituciones, que aunque la constitución reconoce a esta población, es uno de los más difíciles debido a los estigmas que las violenta y revictimiza. Cuando Álvarez empezó el tratamiento se vio en muchas situaciones que le generó temor y cuestionamientos sobre su continuación. El verse atendida, diagnosticada por profesionales de salud que no entendían su identidad de género, y que fueran ellos mismos los encargados de velar por su salud mental y física le hizo entender que apenas sería el comienzo para su reconocimiento ante las instituciones colombianas. “Muchos profesionales dicen que es preferible pagar los problemas de diabetes, de cáncer a los problemas de disforia de género. Además muchos profesionales de la salud ven el asunto también como algo ‘sexoso’, fetichista o simplemente algo para llamar la atención”, apunta Paula, en referencia a su experiencia con el sistema de salud. Las percepciones sobre la población trans, elemental para los tratamientos de salud, varían en dos vertientes: la de la Organización Mundial de la Salud –OMS- y su Clasificación Internacional de Enfermedades -CIE-, quien desde el 2018 dejó de reconocerlo como un trastorno de identidad de género a condición estrechamente relacionada la salud sexual; la otra es el de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría -APA- y su Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales –DSM-, quien en su última categorización dejó de ser un trastorno de identidad sexual a un diagnóstico de disforia de género. Esta última clasificación de la DMS, que lo identifica como una disforia de género, ha problematizado el panorama, puesto que actualmente en Colombia no hay ningún protocolo diferencial para atender a personas trans y el diagnóstico se limita a apreciaciones del médico tratante. Una de las apreciaciones más problemáticas pueden ser aquellas que están basadas en lo psicológico, pues el test que mide la feminidad o masculinidad de una persona que quiere iniciar su transición es reduccionista y no está acorde a muchas realidades sociales y personales, pues preguntas como: “¿te gusta el rosa o azul? ¿eres tosco o delicado?, “¿consumes drogas por tu condición?”, a veces resultan muy desubicadas tanto en sus resultados como la manera en que se trata. Así como las entidades de salud, en la mayoría de las instituciones no existe un reconocimiento ni inclusión de esta población, ni mucho menos hay pedagogía al respecto. Para la mayoría solo existe la concepción binaria de lo femenino y masculino.El Día Internacional de la Visibilidad Trans
Cada 31 de marzo se conmemora internacionalmente esta fecha que busca una sensibilización contra la discriminación de las personas trans a nivel mundial. La activista transgénero estadounidense Rachel Cradall fundó en 2009 este día como protesta contra la falta de visibilización de las personas trans, ya que ni en los días de las celebraciones mundiales de LGBTI+, eran tenidas en cuenta de manera diferencial. A pesar de que hay una fecha que conmemora las muertes de las personas trans (Día Internacional de la Memoria Trans), consideraba que era necesaria otra que no necesariamente fuera para los y las muertas.Noticia redactada y publicada por Colombia Informa el 31 de marzo 2020
Fuente original: Colombia Informa