La principal vía de transmisión es a través de las relaciones sexuales.

También se puede contagiar si se comparte ropa o ropa de cama que haya estado en contacto reciente con el parásito.

El diagnóstico de la sarna lo hace el personal médico buscando lesiones típicas en la piel.

Puede confirmarse viendo ácaros, huevos o restos en una muestra de piel al microscopio.

También se descartan otras enfermedades de la piel con síntomas parecidos.

Si pillas ladillas (sí, esos mini bichos que pican donde menos te lo esperas), toca tratamiento:

Usa una crema, loción o champú especial.
Tus parejas sexuales también deben tratarse, aunque no tengan síntomas.
Lava bien tu ropa interior, sábanas y toallas con agua caliente. ¡Que no se escondan por ahí!

Usa preservativos insertivos/receptivos… pero ojo:
Aunque no las frena del todo, reduce el riesgo.

No compartas ropa interior, toallas o sábanas con otras personas.

Si notas picores raros en la zona íntima… no lo ignores. ¡Consulta!

Y si ya hubo ladillas:
Tus parejas sexuales también deberán tratarse. ¡No es drama, es salud!

Si tienes dudas o quieres saber más sobre las infecciones de transmisión sexual (ITS), puedes consultar con profesionales de la salud, acude a:

• Centro de salud más cerano.

• Servicio de salud de tu universidad.

• Entidades que aborden las sexualidades saludables.

• Farmacia de confianza.

Allí pueden orientarte, resolver tus preguntas y ayudarte a acceder a pruebas o tratamiento si es necesario. ¡No te quedes con la duda! Infórmate y cuídate.