El GHB (ácido gammahidroxibutírico) y su precursor GBL (gamma-butirolactona) son sustancias depresoras del sistema nervioso central con efectos similares a los del alcohol, aunque más potentes y rápidos. Tras la ingestión, los efectos comienzan en unos 5 a 10 minutos, alcanzan su punto máximo entre 20 y 30 minutos y pueden mantenerse alrededor de 1,5 a 2 horas, seguidos de post-efectos más leves que duran un par de horas adicionales.
A dosis moderadas, los efectos físicos incluyen relajación muscular, disminución de la coordinación y sudoración, mientras que a nivel psicológico se observa desinhibición, ligera euforia, sociabilidad y tendencia a la locuacidad. Con dosis altas, los efectos pueden volverse peligrosos: náuseas, vómitos, temblores, hipotermia, pérdida del control muscular, depresión respiratoria e incluso coma. Psicológicamente pueden aparecer confusión, alucinaciones, pérdida de reflejos y estados de semiinconsciencia. Los principales efectos buscados por las personas consumidoras son euforia, desinhibición y sedación, lo que hace fundamental tener cuidado con la dosis.
Los riesgos a corto plazo incluyen resaca, aturdimiento, cansancio, lagunas de memoria y comportamientos sexuales de riesgo. A largo plazo, el consumo continuado puede generar alteraciones físicas como problemas de presión arterial, irritación gastrointestinal, cefaleas, dolores musculares y dependencia. A nivel psicológico, pueden aparecer alteraciones cognitivas, pérdida de memoria, irritabilidad, depresión y síntomas psicóticos, así como dependencia psicológica.
El uso repetido de GHB/GBL genera tolerancia rápidamente, lo que hace que se necesiten dosis cada vez mayores para conseguir los mismos efectos, aumentando el riesgo de intoxicación aguda. La dependencia física y psicológica puede desarrollarse en pocos días; la abstinencia incluye ansiedad intensa, insomnio, temblores, alucinaciones, convulsiones y delirium. En casos graves, dejar de consumir sin supervisión médica puede ser potencialmente mortal.
El GBL, al convertirse en GHB en el organismo, se absorbe más rápido y sus efectos son más potentes, incrementando el riesgo de sobredosis. Mezclar estas sustancias con alcohol u otros depresores puede provocar coma profundo o incluso la muerte.