ALCOHOL

INTRODUCCIÓN

El consumo de alcohol ha estado presente de nuestra cultura y sociedad durante siglos. Probablemente, ningún comportamiento humano ha ocasionado tantas controversias, mitos e incomprensiones como con el consumo de alcohol. Hay historiadores que señalan al cultivo de la vid como un factor clave en el sedentarismo del ser humano, pues para hacerla crecer y obtener el vino, una de las formas de alcohol etílico más antiguas de la humanidad, se requieren trabajos de cultivos a largo plazo y por tanto, permanecer en el territorio.

Las bebidas con alcohol, por su naturaleza y sus efectos, se vincularon pronto con lo divino y se asociaron a los rituales religiosos, socializando su consumo. Y así ha permanecido hasta la época actual, siendo la principal sustancia consumida a nivel mundial ya que además es ser una sustancia legal y regulada, está socialmente aceptada.

COMPOSICIÓN PRESENTACIÓN

Lo que se encuentra en las bebidas alcohólicas es el alcohol etílico o etanol, un líquido incoloro, volátil y soluble en agua. Este líquido puede obtenerse mediante distintos procesos como el que hacían durante la antigüedad, la fermentación anaeróbica de una disolución con contenido en azúcares y cereales. Como resultado de este proceso encontramos la cerveza, el vino, la sidra y el cava. Su graduación, es decir, el porcentaje de alcohol puro de estos productos ronda del 5% al 15% aprox. Otro proceso de obtención de lacohol etílico es la  destilación de los alcoholes fermentados, con lo que se obtiene una graduación de alcohol puro mayor al 20% aproximadamente.

Dependiendo del tipo de bebida alcohólica que lo contenga, el etanol aparece acompañado de distintas sustancias químicas que la dotan de color, sabor, y olor, entre otras características. De esta manera, también recibe distintos nombres como por ejemplo priva, botellón, cubata, birra, caña.

VÍAS DE ADMINISTRACIÓN

Su forma de consumo es por vía oral, de forma que el alcohol es absorbido a través del tracto gastrointestinal. Se estima que un 20% del alcohol ingerido será absorbido al llegar al estómago y el porcentaje restante en el intestino delgado. 

El alcohol es la sustancia que con mayor facilidad se puede hacer una equivalencia de su consumo y los riesgos que tiene para el consumidor. Esto se puede realizar gracias a que el alcohol se puede cuantificar en Unidades de Bebida Estándar (UBE). 

Una UBE equivale a 10 gramos de alcohol puro, la equivalencia con algunos tipos de bebida es:

 

Tabla 1 / Tipos de bebida y su equivalente en Unidades de Bebida Estándar (UBE)

Tipo de bebida Volumen Nº de unidades de bebida estándar (UBE)
Vino

1 vaso (100 cc)

1 litro

1

10

Cerveza

1 caña

1 litro

1

5

Copas

1 carajillo (25 cc)

1 copa (50 cc)

1 cubata (50 cc)

1 litro

1

2

2

40

Jerez, cava, vermut

1 copa (50 cc)

1 vermut (100 cc)

1 litro

1

2

20

EFECTOS

El alcohol etílico es un depresor del sistema nervioso central, es decir, que ralentiza las funciones vitales (que no es lo mismo decir que produce depresión como un estado de salud mental). Por lo que ingiriendo grandes cantidades de alcohol, los efectos depresores se agudizan apareciendo dificultades para hablar y andar, vértigos, vómitos, temblores y disminución del nivel de conciencia, que puede llevar eventualmente al coma y la muerte por parada cardiorrespiratoria).

  1. Efectos inmediatos/corto plazo

Al cabo de los cinco minutos del consumo, el alcohol ya puede detectarse en la sangre y alcanza los picos máximos de concentración entre los 30 y los 90 – 180 minutos.

En esta línea, el consumo de alcohol produce unos síntomas que se suceden en un proceso en el que se distinguen varias fases:

  • Fase de excitación: Aparece al principio. Se caracteriza por euforia, facilidad para expresar los sentimientos, pérdida de inhibiciones y locuacidad.
  • Fase hipnótica: A medida que vamos bebiendo y aumenta la concentración de alcohol en sangre se produce incoordinación motora y alteraciones del equilibrio, confusión mental, habla pastosa y no congruente, irritabilidad, mareos, náuseas, vómitos, y un enlentecimiento de la respiración y el pulso cardíaco.

Estas dos primeras fases van también acompañadas de otras manifestaciones físicas como enrojecimiento facial, dilatación de la pupila y sudoración.

  • Fase anestésica: Si se continúa bebiendo, hay una pérdida de la conciencia, de los reflejos y del control de esfínteres; la debilidad muscular se va generalizando así como las dificultades respiratorias llegando a un estado de aturdimiento y coma.
  • Fase bulbar: Cuando la intoxicación alcohólica avanza puede producirse una parada cardio-respiratoria y la muerte de la persona.

Los efectos de su consumo desaparecen, aproximadamente a las 6 horas, la velocidad de eliminación depende de tu peso y sexo, pero suele ser de 1 copa por hora.

INTOXICACIÓN AGUDA: En el momento en que alguno de los síntomas mencionados anteriormente aparezcan, se debe parar de beber inmediatamente, tomar vitamina B (zumos y fruta) y, en caso de que la persona se encuentre mal, acudir inmediatamente al médico. Que no te de miedo llamar al médico o a una ambulancia. La aparición de arcadas y/o vómitos significa que el organismo no tolera más alcohol, por lo que si bebes tras vomitar, la noche puede acabar mal.

  1. Efectos a largo plazo o crónicos

El consumo excesivo y recurrente de alcohol puede provocar importantes problemas de salud, conflictos familiares y sociales. Estos efectos pueden presentarse incluso en el caso de personas que no hayan desarrollado una dependencia y, por tanto, no sean consideradas alcohólicas. Destacan los siguientes:

  • Hipertensión arterial
  • Alteraciones del sueño
  • Gastritis
  • Agresividad
  • Úlcera gastroduodenal
  • Depresión
  • Cirrosis hepática
  • Disfunciones sexuales
  • Cardiopatías
  • Deterioro cognitivo
  • Encefalopatías
  • Demencia
  • Cáncer
  • Psicosis

Una de las consecuencias más graves del consumo excesivo de alcohol es el alcoholismo o dependencia alcohólica. Se trata de una enfermedad caracterizada por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas a un nivel que interfiere con la salud física o mental de la persona y con sus responsabilidades familiares, laborales y sociales.

El riesgo de desarrollar alcoholismo depende de varios factores, a destacar:

  • La vulnerabilidad individual: los hijos de padre o madre alcohólica tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas con el alcohol, sobre todo si son varones. También tienen más riesgo aquellos que lo utilizan para aliviar el malestar psicológico o superar sus problemas personales.
  • La edad de inicio: cuanto antes se empieza a beber, más riesgo existe de desarrollar dependencia en la edad adulta.

La cantidad que se bebe: aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que no hay una cantidad “segura” por debajo de la cual no haya riesgos, se establecen tres categorías de bebedores en función de la cantidad ingerida: alto, medio y bajo riesgo.

RIESGOS

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niveles de riesgo de consumo diario de bebidas alcohólicas, se podrían clasificar según la siguiente tabla 2:

Niveles de Riesgo Mujer Hombre
Riesgo Alto 4 o + UBEs diarias 6 o + UBEs diarias
Riesgo Medio 2-4 UBEs diarias 4-6 UBEs diarias
Riesgo Bajo 0-2 UBEs diarias 0-4 UBEs diarias

Teniendo en cuenta el género* y la periodicidad en los consumos los límites de consumo de riesgo se establecerán dentro de los siguientes rangos:

Hombres Mujeres
Gramos UBEs Gramos UBEs
Diario 60 6 40 4
Semanal 280 28 140 14

 

*La cantidad de consumo será importante para poder saber, en principio, el nivel de riesgo o gravedad del mismo, pero no debemos olvidar que cada cuerpo es diferente y no podemos generalizar a la hora de determinar consumo de riesgo o no. Debemos tener en cuenta tantos factores como el peso, el metabolismo, la condición social, contexto de consumo y  sobre todo sus consecuencias, tanto a nivel personal como social.

INTERACCIONES

El alcohol es una sustancia depresora del Sistema Nervioso Central que al ser combinado con otras sustancias, ya sean estimulantes, depresoras o psicodélicas, se pueden producir diferentes interacciones, es decir, que los efectos pueden variar. Por ello, es importante conocer las interacciones:

  • Alcohol + Sustancias Depresoras (cannabis, benzodiacepinas, GHB, opiáceos y ketamina) Combinar dos sustancias depresoras incrementa el efecto sedante. Pueden producir pérdida de la consciencia e incluso llegar al coma, y en dosis muy altas la combinación de algunas (por ejemplo alcohol y benzodiacepinas) puede ser mortal. Mezclado con el cannabis puede aumentar la probabilidad de sufrir una baja de tensión, mareos y vómitos (el famoso blancazo).
  • Alcohol + Sustancias Estimulantes (cocaína, anfetaminas, MDMA, cafeína) La combinación de estas sustancias incrementa el riesgo de sufrir un “golpe de calor” aumentando la deshidratación corporal. Por eso es importante que te mantengas hidratado si vas a consumir alguna de estas sustancias y que no las mezcles en su totalidad con alcohol. Un indicador de que algo no va bien, habiendo consumido estas sustancias, es que tu cuerpo no suda. Sí, no sudas a pesar de estar bailando. Si te sientes así, es importante que te detengas y descanses en un lugar fresco, siempre bebiendo agua. Si ves a alguien inconsciente y no reacciona, llama inmediatamente al 112.

En el caso de la mezcla alcohol y cocaína, pasa que el consumo de alcohol se hace más frecuente puesto que la cocaína desencadena una metabolización acelerada del alcohol y proporciona la sensación subjetiva de no estar embriagado, a pesar de que la cantidad el alcohol en el cerebro sea alta. En otras palabras, la cocaína “solicita” alcohol, y éste, cuando desarrolla los efectos de depresión y somnolencia, “pide” cocaína. 

Además, el consumo de estas dos sustancias, da lugar a la síntesis hepática de un metabolito mixto: el cocaetileno (éster etílico de benzoilecgonina). Este dificulta el control integrador de los procesos relacionados con el pensamiento, por lo que deteriora las funciones ejecutivas altas como la memoria, concentración, toma de decisiones, etc. Por otra parte, si esta combinación se torna frecuente, este metabolito puede incidir sobre la fase REM del sueño, (fase en la que el cerebro descansa y se repone). También, la presencia del cocaetileno crea una sensibilización, que consiste en una respuesta aumentada a la sustancia consumida que persiste durante mucho tiempo después de que ésta haya sido eliminada del cerebro, creándose así la base neurobiológica del deseo compulsivo o craving de tomar más alcohol y cocaína. 

La cafeína, a pesar de ser una sustancia estimulante, no contrarresta los efectos del alcohol.

¿Qué puede pasar si se mezclan alcohol y medicamentos?

  • Paracetamol: aumenta el riesgo de hepatotoxicidad, especialmente en personas con consumo de alcohol crónico.
  • Antibióticos: Hay pocos antibióticos que disminuyen su concentración en combinación con alcohol. Algunos antibióticos (metronidazol y cefalosporinas) alteran el metabolismo del alcohol produciendo un compuesto tóxico, acetaldehído, que da lugar a síntomas desagradables (mareo, taquicardia, enrojecimiento de la piel) y resacas más intensas.
  • Antidepresivos tricíclicos: incrementa el efecto de sedación del sistema nervioso central y disminuye el rendimiento psicomotor.
  • Antihistamínicos: pueden aumentar la somnolencia.
  • Aspirina y otros anti-inflamatorios no esteroideos (ibuprofeno): aumenta la posibilidad de padecer gastritis y hemorragias intestinales. También aumenta el riesgo de hepatotoxicidad.
TOLERANCIA DEPENDENCIA

El consumo de alcohol genera tolerancia en un tiempo relativamente breve.

La dependencia tanto a nivel físico como psíquico es una de las más graves y difíciles de tratar.

La ausencia de alcohol en consumidores crónicos conlleva la aparición de síntomas tales como temblores, convulsiones y alucinaciones, intenso deseo de consumo, que finalmente puede recaer en la fase delirium tremens, en la que los síntomas anteriores se intensifican, además de fiebre, insomnio, sudoración.

REDUCCIÓN DE RIESGOS

Si quieres moderarte con la bebida, primero debes ser consciente de tus límites, pues el alcohol afecta de manera diferente a cada persona. Si deseas beber, te recomendamos que comas bien antes de beber, empezar a beber lo más tarde posible, tomar bebidas de poca graduación y alternarlas con otras que no lleven alcohol. Además, nunca mezcles el alcohol con otras drogas pues los resultados de estas mezclas son imprevisibles y te puede ser muy difícil diferenciar si lo que te has tomado te ha hecho efecto o no.

Si te sientes mareado sal a tomar el aire en un lugar tranquilo y refréscate con agua. No tomes café pues el café irrita las paredes del estómago, por lo que puede agravar los efectos fisiológicos del alcohol. Además, el alcohol no se elimina antes por tomar café, ducharse con agua fría, vomitar o hacer ejercicio, así que ten paciencia. Lo único que te ayudará a no estar o a dejar de estar bebido o bebida, es dejar de beber alcohol.

Si una persona entra en coma etílico o pierde el conocimiento, no le des más alcohol ni algún medicamento. Asegúrate de que esté consciente y mantenlo con la cabeza de lado, para evitar que se pueda ahogar o asfixiar en el caso de que vomite. También abrígala aunque no tenga frío, ya que el alcohol hace disminuir el calor, a pesar de que lo que notamos al principio es este calor que sale. Si la persona no se recupera, llama a un servicio médico o al 112.

El consumo de alcohol puede aumentar la desinhibición y facilitar así el contacto sexual, sin embargo su uso dificulta la erección. Aún así, es importante que no te olvides de utilizar preservativos para evitar embarazos no deseados y el contagio de enfermedades de transmisión sexual (herpes, hepatitis, VIH i Sida, cándidas….).

A causa de la alteración de la atención y del tiempo de reacción es importante que no conduzcas. Prepara la fiesta y busca alternativas de transporte como el público, acordar antes de salir quien conducirá, etc.

Después de pasar toda la noche bebiendo alcohol, es recomendable beber agua antes de ir a dormir y durante todo el día siguiente. Recuerda que el alcohol te deshidrata.